¿Por qué es tan difícil comprar colchones de viscoelástica?
No solo es difícil comprar colchones de viscoelástica, es difícil comprar colchones en general, sean del material que sean. Es difícil la elección, es difícil la compra, es difícil hasta la entrega… Qué pereza da comprar un colchón, ¿verdad? Para la mayoría suele ser una experiencia poco agradable y bastante tediosa.
No sabemos por qué –a lo mejor nos lo ha recomendado nuestra vecina o nuestro compañero de trabajo– pero queremos comprar un colchón de viscoelástica y eso es lo que le preguntamos a Google. Encontramos infinitas marcas de colchones y, dentro de cada una de estas marcas, infinitos modelos. Colchones de viscoelástica, híbridos, de muelles, de látex… ¿Y ahora qué? ¿Cómo sabemos cuál es mejor para nosotros?
Vale, no sabemos por qué, pero nos hemos empeñado en un colchón de viscoelástica. Indagamos un poco en el mundo de la viscoelástica y encontramos infinidad de tipos, de gramajes, de densidades… Como si nos hablaran en chino.
La viscoelástica se suele utilizar en los colchones porque es un material sensible a la temperatura corporal por lo que, al tumbarnos, el colchón reacciona adaptándose perfectamente a nuestro cuerpo. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la viscoelástica también reacciona a la temperatura ambiental (a más temperatura se vuelve más flexible y a menos temperatura se vuelve más firme).
¿Qué hacemos entonces? ¿Será bueno para nosotros un colchón de viscoelástica? Las marcas de colchones te diremos que depende de tu forma de dormir, de la zona en la que vivas, de si duermes solo o acompañado… y sobre todo en KHAMA te preguntaremos por tu peso y por tu altura. Porque solo en KHAMA tenemos colchones personalizados a tu índice de masa corporal, con la firmeza que necesitas y también con la firmeza que necesita tu pareja. Nuestros colchones esconden en su interior lo mejor de cada casa. Tienen un núcleo de muelles ensacados, una capa de espuma y, touché, un acolchado de viscoelástica.
La única forma de saber si un colchón, sea del material que sea, es adecuado para alguien es durmiendo al menos 30 días en él. Nada de probarlo en la tienda del barrio durante cinco minutos con ropa de calle y la mirada fija del vendedor en el cogote… Por eso en KHAMA damos la oportunidad a nuestros clientes de probar el colchón durante 123 noches con la posibilidad de devolverlo de forma gratuita o, mejor aún, de cambiar la firmeza del colchón tantas veces como sea necesario hasta conseguir que el descanso sea perfecto. ¿Alguien da más?