En invierno dormimos más
El invierno es la estación de las parkas, los gorros de nieve y los guantes de lana. De las bufandas de tres vueltas, de cocinar con la «receta de la abuela» y de ver series en Netflix del tirón. De un cocido madrileño, de mantas polares y sudaderas oversize. De un chocolate en la taza de los Beatles, de calcetines navideños y panettones. De un Ristretto de Nespresso, de un buen libro y un mejor edredón. También de cambiar el colchón, de dormir ocho horas y de ronronear hasta las diez. El invierno es «el revés de Federer» de todas esas cosas que nos abrazan y nos hacen sentir bien cuando hace frío.
Dice la RAE que invernar es ‘pasar el invierno en un lugar’ y para referirnos —en una conversación— a una persona a la que hace tiempo que no vemos espetamos un «no se le ve el pelo, estará invernando». ¿Pero qué relación guarda el invierno con lo de dormir más?
Según algunos estudios, durante el invierno dormimos más y estamos más relajados porque el cortisol, la hormona del estrés, se reduce en los meses fríos facilitándonos el descanso. Y dado que el cortisol afecta al ciclo del sueño, el invierno es una estación propicia para estar sentirnos más relajados y dormir mejor. Además, durante el invierno, las horas de luz se reducen favoreciendo que la pituitaria segregue más melatonina, la llamada hormona del sueño, que es la que regula el ciclo del sueño y la vigilia. De esta manera en invierno nos sentiremos cansados antes y tendremos ganas de meternos en la cama a una hora más temprana.
El invierno es la estación del año donde todo se nos pone a favor para dormir más y mejor. ¿A ti también te pasa? ¿Sueles dormir mejor en invierno que en verano?