Tiempo para dormir en Navidad
En Navidad tenemos más tiempo. Tiempo para cuidarnos y para querernos. Tiempo para recuperar horas de sueño: tiempo para dormir y descansar mejor.
Hacer planes para Navidad —salvo que vayas a viajar a Laponia a ver a Papá Noel y este año apunta que no— es de las cosas menos complicadas del año. Se trata de repetir lo que hacemos todos los años pero planeándolo antes. La llamada «magia de la Navidad» se basa en que todo lo que nos vaya a suceder estas navidades nos haya sucedido ya en las pasadas. Por eso funciona tan bien, porque la Navidad tiene el filtro de las cosas buenas que sabemos que nos van a pasar.
Planear une y nos hace sentir bien. Planear cuándo iremos a comprar las luces y cuándo pondremos el árbol es un planazo. Planear que ese día pasaremos por el puesto ambulante que vamos todos los años y comprar un «cartucho» de castañas calientes está en el top five de planes navideños. Planear un fin de semana viendo a la primera langosta de la Navidad en «Love Actually», la lacrimógena escena final de «¡Qué bello es vivir!» o cualquier película con localizaciones en Nueva York bajo la nieve es Navidad total.
Poner el belén y gamberrear con la figura del «caganer» —que dicho así suena mejor que lo del tío cagando—, pegarse a la tele el día 22 con los décimos en una mano y la lista de compartidos en la otra o hacer chocolate caliente la mañana del 25 es lo que hacemos todos los años y, por supuesto, haremos este también.
Pero uno de los mejores planes que nos regala la Navidad es el tiempo. Tiempo para estar en familia. Tiempo para estar con los nuestros. Tiempo para nosotros. Tiempo para cuidarnos y para querernos. Tiempo para recuperar horas de sueño: tiempo para dormir y descansar mejor. Así que por muchos planes que hagamos estas navidades, al final acabaremos haciendo lo de todos los años. Porque la Navidad, con su magia, ya planea por nosotros.